miércoles, 16 de abril de 2008

Burning
Demasiado Demasiado Pronto
(Segunda parte)

De aquel festival las crónicas de la época recordaban un poco al Woodstock de Estados Unidos, pero era 1975!!!! En España las cosas llegaban tan tarde... Burning con su aspecto Glam, entre tanto olor a pachuli, Eran distintos, en un régimen franquista que se caía a pedazos. Prueba de ello fue que en ese mismo verano del 75 se celebró en Cataluña el llamado Canet Rock, con cantautores como María del Mar Bonet, Ovidí Montllor, Pi de la Serra y otros cantautores de la época... Cantando en catalán!!. En esa época, aunque como decía Bob Dylan “los tiempos están cambiando”, los sectores de la izquierda, a los que tanto les gustaban los cantautores, miraban mal a los grupos de rock, a los que acusaban de hacer “música del imperio”, ¡como si la canción protesta no bebiese del folk rock americano de los 60!

El mismo año, Burning, salen en el programa de TV Mundo pop y graban un segundo single con las canciones “Like a shot” y “Rock & Roll”. En aquella época junto a los títulos en inglés, encontrábamos su traducción al castellano, como en el inmortal “Born to be wild” de los Steppenwolf acreditaban “Nacido para ser indómito”y debajo de “Like a Shot “ ponia “Como un estallido”.

Estos dos temas también se incluyeron en el primer volumen recopilatorio de Viva el rollo, junto a otras formaciones del momento como Volumen, Indiana, Moon, e incluso el locutor Mariscal Romero interpretaba dos versiones de los Rolling Stones, además de hacer de maestro de ceremonias en este documento sonoro del llamado rock bronca madrileño. Los Tílburi hicieron una canción sobre el artículo “La invasión de la cochambre” que escribiera la prensa del movimiento burgalesa. En la cubierta aparecía una chabola con pared blanca y en una pintada rezaba el título del álbum. Recuerdo un viejo Star, donde Diego A. Manrique, si no recuerdo mal, contaba que Lenny Kaye, guitarra de la banda de Patty Smith, cuando esta actuó en España, le pidió que le enviase una copia de ese disco a Estados Unidos. Kaye, además de ser un gran guitarrista de rock, se encargó de los recopilatorios de grupos de rock de garage Peebles. Manrique terminaba el artículo deseándole suerte en las ventas de Viva el rollo, no sea que finalmente se fundiesen esos vinilos para grabar en ellos al cantautor valenciano Raimon.

Por aquellos años en la ciudad de los rascacielos habían bandas que seguían la estela de New York Dolls, Kiss o Blue Oyster Cult, con unos nombres tan explícitos como Teenage Lust, Harlots of street 42, Luger, Suicide, Television, Dictators, Stiletos, Ramones, Wayne County and the Electric Chair. Street punks muchos de ellos, ya míticos, con algo que recordaba al rock bronca madrileño, coincidiendo a mediados de los 70. En el nº 11 de Vibraciones leíamos en un artículo “Los nombres de los nuevos grupos de Nueva York”, “ una lista (traducida al castellano) de los nuevos grupos de esta ciudad nos puede dar una buena idea de la saludable atmósfera ciudadana que hoy vive la ciudad de los rascacielos: Lujuria adolescentes, Rameras, Suicidio, Eric Emerson y las mágicas prostitutas, Cretinos Callejeros, Televisión, Demonios, Estiletes, Dictadores, Buenas Ratas...”. También Oriol Llopis hablaría de ellos en su artículo en su artículo sobre el rock underground USA en el álbum de rock y comics Mosik, o como definiría muy bien Diego A. Manrique en su libro De qué va el rock macarra “De los sobacos de esta urbe monstruosa que es Madrid se escapan unos ruidos amorfos, vulgares, estridentes. No es bonito, no es original, no está “de moda”. Teóricamente no puede existir, pero ahí está. Encerrado en garajes, chamizos, y otros inverosímiles locales de ensayo, con cortas escapadas para actuar en clubs de barriada, el punk rock madrileño sigue viviendo porque no sabe morir.” Se habla por entonces de la posibilidad de que Burning grabe un LP con el supuesto título de Only for women, que nunca llega a ver la luz. Sería por el año 76 o 77 cuando los líderes principales del grupo, Antonio y Pepe “Risi”, son reclamados para hacer el servicio militar. Coincidiendo con el año que los Rolling Stones actuaron en la Monumental de Barcelona. Justo cuando los españoles empezaban a estrenar la democracia, Antonio y Pepe eran sustituidos por varios baterías y el guitarrista Aris Cuenca.

EL FIN DEL SPANGLISH

A finales de 1977 con Antonio y Pepe de nuevo en el grupo, les rescinden el contrato Movie Play. Alegarían entre otras cosas que ellos no hacían rock con raíces, a lo que respondió el bajista Quique “Lastrung” que ellos hacían “rock con cojones”.

Coincidiendo con la llegada del fenómeno punk en tierras británicas, actúan de teloneros de los londinenses Doctor Feelgood, ya sin su primer guitarrista Wilko Johnson, por desavenencias con el otro líder del grupo, Lee Brilleaux. Dando una minigira en un país tan desolado como el nuestro, actuarían en Bilbao, San Sebastián, Madrid y Barcelona. Dándole los madrileños un repaso a los ingleses, pareciendo que las estrellas eran los Burning. En San Sebastián llegaron a las manos durante el montaje del escenario, pues los técnicos de sonido les daban la mitad de volumen.

En Madrid, animados por su público, les darían una buena paliza con su actuación. Y en Barcelona fue el no va más, como reflejan algunas crónicas. “Burning y Dr. Feelgood, el mundo al revés: El último concierto más o menos importante del año en Barcelona fue un poco decepcionante. Decepcionante respecto a las “estrellas”, prometedor respecto al grupo soporte. Porque si los doctores dejaron bien a las claras lo quemadísimos que estaban en cambio Burning se quedaron con el personal de mala manera. Burning dejan las cosas claras desde el primer momento. Ellos son unos rokcanrollers, , chuletas de primera categoría, y a partir de ahí lo tomas o lo dejas. Yo personalmente lo tomo. Y no soy el único, mucha gente después del concierto estaban de acuerdo que los nenes de Madriles habían sido lo mejor de la noche”.“Al salir del local intuí que muy probablemente Dr. Feelgood no tendrán un próximo LP porque ya no les queda nada por decir. Bien al contrario de Burning, desde luego Dios da pan a quien no tiene dientes, o mejor dicho: los executifs dan vinilo a los que no saben qué grabar en él”.
Estos comentarios eran del Star. Y en un Vibraciones de enero de 1978 leíamos “Ya me he referido a la impresión que Brilleaux y su peña me causaron, recordando con nostalgia aquella inolvidable actuación en el festival de Orange del 75, aquella terrorífica banda que barrió de un golpe a toda la competencia me parecieron infinitamente disminuidos, cansados, copia de sí mismos, profesionales aburridos que aún podían engañar a muchísima gente pero que quizá estaban ya pudriéndose por dentro. Burning era otra cosa, menos malabarismos, más sucios pero más efectivos y más reales, una suerte que hayan podido presentarse ante audiencias multitudinarias. Un buen rodaje que puede convertirlos de una vez por todas en el grupo que son, porque si Ramoncín promete, Burning es ya una realidad”.

A la vuelta de la mili, el grupo ya tiene temas cantados en español e intentan incluso promocionarse e instalarse en Miami. Por aquellos años ya encontramos en Madrid grupos de actitud punk como Ramoncín y WC? y Kaka de Luxe. En una entrevista que les hacían a estos últimos les preguntaban en el desaparecido semanario musical Disco Express “¿Venís a desbancar a los viejos?” “Que va, nosotros no nos metemos con los Burning. Son muy cachondos. Y además fueron los primeros en ponerse pelucas rubias, medias y gafas negras”.

Por fin, en 1978 consiguen un contrato en condiciones con la Belter, en su subsello Ocre, no fuera que mucha gente se asustase al verlos grabar en la misma compañía que Manolo Escobar, que tanto perjudicara a la Banda Trapera del Río. Al final del verano la revista Star los saca en portada en color, con el teclista Johnny haciendo el truco de parecer un enano. Oriol Llopis escribe un bonito artículo con entrevista a Pepe Risi incluida. Ya con su primer LP en la calle y han intervenido en la banda sonora de la película de Fernando Colomo Qué hace una chica como tú en un sitio como éste, donde además intervienen como un grupo de rock llamado Eructo.

El artículo de Llopis es una verdadera declaración de principios cuando dice “Si los Rolling Stones hubiesen nacido en España ten por seguro que se llamarían Burning. Dicho de otro a pesar de que los Stones siguen siendo la mejor banda de rock del mundo, desgraciadamente ya no viven por y para la música, su música. Viven para pasárselo bien. Todo lo contrario que Burning, cuya única razón es, y vuelvo a repetirlo, el rock & roll. Incluso creo que aman al rock mucho más que los Stones. Ahora mismo Jagger y su pandilla de rockeros playboys están mucho más interesados en encontrar el método de evadir divisas y esquivar impuestos que no en la música que hacen. Al igual que unos Velvet Underground, unos Flaming Groovies, Burning ha sido un grupo maldito con racha de mala suerte y han tenido que currar muy duro para llegar a situarse donde están ahora”.

En cuanto a la película de Colomo, a mí personalmente lo único que me gusta a parte de la actuación de Burning es su banda sonora. Pues la cinta, para el que no la haya visto, empieza con la banda actuando en una especie de teatro o cine, interpretando su emblemática “Jim Dinamita”, y su público sentado en las butacas... algo difícil de creer!. Además aparecía como el solista un tal José Lage “Fifo”, y Antonio, el verdadero cantante de los Burning pasaba a la guitarra rítmica. Antes de este film, el director había hecho Tigres de papel, una película de progres con Carmen Maura, quien volvía en ésta como la novia del cantante de Eructo. Uno de los pocos momentos divertidos es cuando Félix Rotaeta, que interpreta al exmarido de la Maura y hace de un confidente de la Policia bastante facha y matón (como Torrente, vamos), cuando le ha sacado la pasta de la peluquería a su exmujer, los Burning se la roban a éste, que va vestido como el mago Mandrake de los comics. O cuando José Lage “Fifo” actúa en dicha peluquería para que lo laven y marquen y pide dinero a punta de navaja para poder pagar.

La canción que titulaba el film sale como single y se convierte en su tema más conocido hasta nuestros días. La película acabó sirviendo más de lanzamiento para el grupo que para su realizador. Se nota que es un antecedente de la movida madrileña. La canción, que Pepe “Risi” y Antonio tomaron de una frase de Humphrey Bogart en una de sus míticas películas, y que compusieron con una guitarra acústica y sentados en una cama, sin invertir dinero ni nada estuvo en los odiosos 40 Principales. El grupo recordaría “Ya metidos, intentamos comprar el número 1, pero nos dijeron que las cosas no funcionaban así. Lo decidimos un día a las 12 de la mañana tomando un cocktail en el Pentagrama a puerta cerrada y escuchando “Sweet Virginia”. Esa canción tenía que estar en lo más alto, estábamos calientes, no pudo ser”. En la cara B del sensillo incluyen la inédita “Ginebra seca”.

BURNING MADRID

Ese mismo año, 1978, ve la luz el primer larga duración de los madrileños, un vinilo que se nota lo bien currado que está. Con una portada en blanco y negro de ellos con cazadoras de cuero, gafas de sol negras y cigarros en la comisura de los labios. En la contraportada, la calle desierta. La carpeta del álbum se abría y podíamos verlos con pintas pseudo-glam, y aparece la frase que dijera Brian Jones en el epitafio del malogrado Rolling Stone, “No me juzguéis con demasiada dureza”. En definitiva es que los Burning habían pasado de cantar en spanglish a hacer rock en español, y por fin sacaban un larga duración donde plasmar sus nuevas canciones.

Oriol Llopis escribiría en Star: “La guitarra de Pepe destripa más que una navaja trapera, el bajo de Enrique suena como una barra de hierro atizándote en el coco, y Antonio exhibe una voz rasgada, desafiante, como si estuviese vacilando a todo bicho viviente. No hay voces así en este país, no... Todos los temas son guapos, y por eso quiero comentar las piezas una a una.“Madrid”: “es el “Brown sugar” de los Burning, Antonio trata a su ciudad como si fuese una mujer, una puta a la que odia pero que al mismo tiempo puede que no puede prescindir de ella”. La canción definía muy bien la onda de los Burning de aquella época, con el sonido del órgano típico que sonaba al principio. “Roc & Roll mama”: “es muy sencilla y pegadiza”. A mí personalmente me parecía una canción para los chicos de Tequila, que por entonces también sacaban su primer LP, más que para los de la Elipa.“Hey nena”: Este es uno de mis temas favoritos de siempre, a medio tiempo y con la guitarra afilada de Pepe Risi sacando auténticas chispas y esquirlas del sonido de su esbelta gibson Les Paul, que recuerda un poco al sonido afilado que sacaba James Williamson de los Stooges, tanto en el Raw power como en el New values. La canción decía “Mi chica no quiso cruzar la frontera conmigo/ diciendo que era sólo para su marido/ entonces me vi enterrado vivo” y a continuación seguía “Te voy a zurrar nena/ para que seas más divertida/ te voy a zurrar nena/ por ser tan aburrida”. Esto lo sacan ahora y con eso de la “violencia de género” los multan y encarcelan de por vida. El tema tenía unos coros similares a los del “Sympathy for the devil” de los Rolling Stones. “Lujuria”: un bonito tema triste donde Johnny demuestra que no sólo usa sus teclados para rellenar lo que le dejan sus compañeros de grupo. Además de sonar el saxo de P. Iturralde, y de demostrar que también eran buenos baladistas.

La segunda cara del disco empieza con “Miéntelas”, en la onda de “Madrid” y “Hey nena”, con una energía increíble y unos acordes que suenan con estrofas como esta “Toma un lugar en su circo y dómale a su mujer/ juega sucio y no preguntes por qué”. O “Le dije nena te quiero y ella se burló de mí/ la mentía y ella se moría por mí/ qué puede hacer un muchacho/ sólo mentir y mentir/ cuando quiere a una nena conseguir/ miéntelas, ellas te quieren así”. Otra canción que ahora también hubiese tenido problemas por parte del sector más feministoide.

La siguiente es la inigualable “Jim Dinamita”, donde hablan a un personaje que recuerda al “Northamerican” de Kim Fowley, o el Pijoaparte de Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. Todavía recuerdo cuando en la fiesta del Diario Pop, presentado por Jesús Ordovás, Burning invitaron a Loquillo y a Sabino Méndez a cantarla juntos. Otro tema que hoy sería difícil de grabar por su letra “ A una guiri violé al salir del talego, y me llenó de plata por todo ello”. O las maneras de Jagger y Richard cuando dice “Si tu mamá supiese nena/ donde has de besarme/ cuando tú quieras verme a mí sonreir”.

Como broche final, la balada “Sin tiempo para vivir”, un medio tiempo que termina con la estrofa “Voy a poner fin a mi vida, bailando un R&R suicida”. Volviendo a Oriol Llopis “Y cuando la aguja llega al final del disco, uno le da la vuelta y empieza de nuevo”.

También sacaron un single con la canción que sirve de título a la película donde aparecen junto al gran tema “Ginebra seca”, con metáforas como “Yo estaba apoyado/ tú en la estantería parecías sonreir/ yo quería sentir lo que hay de verdad/ en las mil historias que cuentan de ti/ no me lo creo nena/ no me lo cuentes nena/ piensa que yo estuve allí/ no me lo cuentes nena/ ya pasa de mí/ quiero sentir el calor de tu aliento recorrer mi cuerpo/ lo voy a intentar lo voy a conseguir/ no me lo creo nena/ pasa de mi”.

Si muchas de estas canciones las hubieran firmado Mick Jagger y Keith Richards en lugar de Pepe Risi y Antonio, serían piezas de culto en varias partes del mundo, pero como Burning no eran ni ingleses ni americanos, pues eso... Por aquellos años estaba el fenómeno de las fans, con los Bosé, Pecos, Ivan, Marín y Leif Garret. Aparecían en el programa de TVE Aplauso con multitud de adolescentes gritando. Y a la Belter se le ocurre la brillantísima idea de crear un club de fans. Después de ver los resultados de los arriba citados, vaya panorama para unos genuinos “macarras de la Elipa” que amablemente invitaban a la presidenta, vicepresidenta y algunas fans a un restaurante económico de menú único a base de ensalada y pollo asado, mientras entre café y café buscaban, junto a su amigo Oriol Llopis, un contacto para pillar “material”. Ese fue un tema muy habitual en ellos, la falta de dinero, pues como tantos grupos en este país, iban a los conciertos en una furgoneta con sus instrumentos, su equipo de sonido, “un siniestro road-manager, un conductor de aspecto tenebroso que llevaba navaja trapera en ristre, y dos famélicos roadies que, por el tamaño de sus músculos, lo único que podían levantar era un viejo y destartalado radiocassette”. Aparecieron en el programa Aplauso, presentado por la actriz catalana Silvia Tortosa, y en la revista porno Lib, aquella que el malogrado escritor Umbral definió como “el Playboy de los pobres”. El grupo posó junto a varias chicas que hacían un numerito lésbico. Su potencial en directo seguía intacto, como demostraron en 1979 en el pabellón de deportes de Badalona, el mismo donde juega en equipo de baloncesto del Juventud, teloneando a los sevillanos Triana. De las 3.000 personas asistentes a la actuación de Burning, sólo 500 se quedaron a ver al grupo estrella. Jaime Gonzalo escribió en Star, “El recinto del Juventud se vio atiborrado por gran cantidad de público, en su mayoría nativo de Badalona. El concierto presentaba también a Triana, pero uno no es muy dado a escuchar panegíricos instrumentales sobre la historia mozárabe-musulmana-mora-sefardí o lo que sea, y no tuve el valor de aguantarlo... así que sólo puedo escribir sobre Burning. De aquella estampa de chulos de la Elipa, han pasado a convertirse en refinados rockers. Tanto en sonido como en imagen, que hoy por hoy son de lo mejorcito que corre por el escaparate celtibérico, y lo mejorcito sin ninguna clase de dudas. Así lo demostraron en un concierto con todo el savoir faire que otorga la profesionalidad y la agilidad como mandan los cánones del negocio. Auténticos protagonistas del rocanrol hurbano. Los muchachos de Burning remacharon un recital duro y de cuerpo entero. Unas canciones con texto en castellano que no resultaban, como suele ocurrir en estos casos, de débil inspiración. Por otro lado, instrumentalmente hablando, son sumamente cuidadosos. Así, en su totalidad, Burning es algo donde agarrarse en este desolador panorama hispano. Puede que estos, ahora sofisticados outsiders de la capital, tengan unas raíces que emerjan de la más consabida tradición británico-americana. Pero sinceramente, es algo que me importa un pepino. Los tipos lo hacen bien y logran que escucharlos sea una delicia. Una delicia que te hace olvidar el sinfín de influencias que revolotean alrededor de su repertorio. Ahhhh, tocaron cosas como “Jim Dinamita”, “Qué hace una chica como tú en un sitio como éste” – sigo creyendo que es una de las canciones básicas del rock español- “Johnnie B. Goode”, y unas cuantas piezas nuevas que significan un inteligente nuevo enfoque en la carrera del grupo. Ahora que están bajo la tutela de “Tío Gay” supongo que los podremos ver más a menudo”. En esa actuación ya no estaba su anterior batería, Teto, que prefirió dedicarse a los estudios cuando Antonio le preguntó “Tú que prefieres, dedicarte a estudiar o al R’n’R, tío”. Sería sustituido por Lito. Pero ya antes habían grabado su segundo LP, El fin de una década. Con varios bateristas encargándose de los parches, en algunas canciones se encargó de la percusión el propio Pepe Risi. También colaboró Ramiro de Leño, antiguo baterista de Coz. La portada es una maravilla, con los componentes del grupo junto a una mesa en la que vemos una revista porno con una rubia haciendo una felación, un disco de Led Zeppelín, uno de los punks ingleses Slaughter & the Dogs, pastillas, porros, una jeringuilla hipodérmica, un diario con noticias y una foto de Adolfo Suárez, una corbata para el torniquete del pico, unas rosas, una baraja de cartas, el primer LP de la banda, una navaja automática, un despertador, una zapatilla deportiva, billetes de 100 y 1.000 ptas. y una botella de vino. En la contraportada todo ello roto y manchado de vino. Aunque en la cubierta a la foto la rodea unos colores de un tablero de parchís que queda un poco estúpido. Se rumorea por ese tiempo que Jaime Stinus, guitarrista por entonces de la Orquesta Mondragón y excomponente de Brakaman, iba a formar parte de Burning. Hubiera sido genial ver a Stinus junto a Pepe Risi. Como Steve Hunter y Dick Wagner a la española. En 1980, de nuevo Star hace mención de los Burning hablando de El fin de la década. “Al contrario del primer álbum, en el que la portada era perfecta por su sencillez, el segundo LP de Burning ha sido horriblemente masacrado por los señores del departamento artístico, que han añadido a la foto de la portada un marco a base de rayas de colorines, en plan parchís, que es sencillamente vomitivo. Pero en fin, dicen que si el contenido es bueno, no importa el pellejo... El contenido: mejor que el primer LP”.

miércoles, 5 de marzo de 2008

José Legrá el Puma de Baracoa

José Legrá
El puma de Baracoa

(Primera parte)

Actualmente en España sólo se puede hablar de boxeo con la gente mayor, pues los jóvenes nada más que conocen las “tonterías” de Poli Díaz o Mike Tyson. Ignoran la gloria que le dio el boxeo al deporte español y al púgil que mostró el camino al triunfo a este deporte. Un hombre que por sus victorias, su elegancia boxeando y su verborrea se le conoció como “el Puma de Baracoa” o como “el mini Cassius Clay”.
Este boxeador llegó de cuba para nacionalizarse español y le dio a nuestro deporte, además de sus más de 130 victorias, dos títulos mundiales y siete europeos. Este hombre era José Legrá, y estamos hablando de hace más de 30 años, cuando Fernando Alonso y Rafa Nadal no habían nacido.

Los primeros años en Baracoa
José Adolfo Legrá Utvia nace en Baracoa, Cuba, un 19 de marzo de 1943, siendo segundo de siete hermanos en el humilde barrio de Matachín. Cuando sólo contaba con once años, sus padres se separaron “Mis padres se separaron, mi mamá tuvo que sacar adelante a cuatro negritos”.

En esos años de pobreza, nuestro protagonista trabajaba como limpiabotas y al terminar repartía periódicos por su barrio, donde iba vociferando los nombres de los diarios que vendía: Surco, Oriente, etc... Después curraba de manisero, como la famosa canción del también cubano Antonio Machín. Vendiendo maní llevando una campanita y gritando “El manisero!”, “Que se va!”. Y al final de la noche hacía de guía para los turistas norteamericanos que iban en busca de prostitutas. Como Legrá recordaría años después “Ellos me decián “fuck” y yo les llevaba donde estaban ellas”.

Algunos días iba al colegio, muy pocos, pues se colaba con su amigo Rafaelito por una tubería que descendía al cine El Encanto.

Sus primeros pasos en el boxeo amateur
A Legrá le apasionaba ver las películas en aquel cine de barrio, y fue allí donde pudo admirar a sus primeros ídolos: Kid Chocolate, Kid Gavilán, Archie Moore, Ray “Sugar” Robinson, y un cubano que boxeaba en Europa y era amigo del escritor premio nobel Ernest Hemingway llamado Kid Tunero ¡cómo golpeaban!. A aquel negrito debilucho que se alimentaba de poco arroz le gustaba la idea de ser un día como sus ídolos.

En la playa de Baracoa se organizaban combates de boxeo, el premio para un chico como él era muy suculento: un dólar, un bollo y un vaso de leche. Nadie consiguió derrotar en los combates playeros a Legrá. Su primer descubridor, René Pecado, vio en él un campeón en potencia y lo recomendó al gimnasio La Punta. Pese a la feroz oposición de su madre que ya había intentado en varias ocasiones que éste dejara dicho deporte, quemándole su equipo de boxeo. En noviembre de 1958 debuta como amateur derrotando a Tomás “Guachiro” Rodríguez, ganando 700 ptas. de la época. Aquel dinero eran varias jornadas de repartidor de periódicos, de manisero y limpiabotas. José Legrá realizó en total 23 combates como púgil aficionado, ganando 22 y perdiendo sólo uno en Santiago de Cuba contra Vicente Núñez, siendo uno de sus mayores disgustos.

Su madre llegó a prohibirle que entrara en el gimnasio, por lo que decidió dejar Baracoa y marchar a la Habana, por medio había mil kilómetros. A la Habana yo me fui... en busca de la gloria.

Para llegar a la capital de Cuba se fue con una caja de cartón y doscientas pesetas y se puso a hacer autostop. Sólo le recogían camiones, y los conductores le daban de comer lo que podían. También paraba en los restaurantes donde fregaba platos a cambio de comida.

A uno de estos camioneros, llamado Manolo, le sorprendió su confianza y empeño en llegar a ser campeón mundial de boxeo. Al llegar a la Habana, el conductor le pagó los primeros 15 días de pensión y comida. Allí conoció un paisano suyo que le presentó al que sería su primer manager Luis Sarria, luego cutman de Muhammad Alí y Ray “Sugar” Leonard. Quien lo llevó a su gimnasio, del que Legrá recordaría “Allí sólo había monstruos del boxeo, Luis Rodríguez, Mantequilla Nápoles, Sugar Ramos, Kid Chocolate, Kid Charol, Kid Tunero y Kid Gavilán”.

Kid Gavilán, el mítico excampeón mundial de peso welter, le enseñó su legendario “bolo punch”. “Kid Gavilán me dijo que el golpe iba a la carótida, así que dibujé una cara en el saco y ensayé el golpe de la carótida”. Ese golpe se lo enseñó el mismo Gavilán a Muhammad Alí, y luego lo usarían Ray “Sugar” Leonard y el español Pedro Carrasco que lo trajo importado de Brasil.

En el gimnasio de Luis Sarria, al lado de tantos excampeones y futuras promesas aprenderá el arte de golpear sin que te peguen, y la elegancia y el ritmo de la que pueden presumir los boxeadores cubanos, célebre en todo el mundo. A Sarria le convenció la forma de boxear del joven Legrá, pero le preocupaba su constitución, estaba demasiado delgado y desnutrido. Le dio de comer un monumental filetón.

Cuando José iba a debutar como profesional en el ’59, el doctor le descubrió una anemia durante el reconocimiento médico y le prohibió boxear durante un año, el cual lo pasó al lado de su manager y se trasladó a un buen piso. Llegando a enfermar de tanto comer carne para intentar compensar tanta hambre atrasada.

Al poco tiempo su madre se volvió a casar. A Legrá le resultó grato que alguien cuidase de ella, pese a que su progenitora no le había dirigido la palabra desde su marcha en busca de fortuna.

Legrá profesional
En 1960 ya ha triunfado en Cuba la revolución liderada por Fidel Castro, su hermano Raúl, Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos. El general Fulgencio Batista huye del país ese año cuando Legrá debuta como profesional en la Habana contra Pedro Piñero. La pelea se va a retransmitir por televisión por todo el país. El combate estaba pactado a cuatro asaltos de tres minutos y uno de descanso. El incentivo por la victoria asciende a 3.000 pesetas. El debutante vence a su rival por los puntos.

Quince días después vuelve a subirse a un ring contra otro gran nombre, Ramón Ferrer, con quien hace combate nulo. También retransmitido por TV y volviendo a embolsarse 3.000 calas.

Legrá cuenta sus combates por victorias y contra adversarios bien ranqueados. Subiendo su cotización al derrotarlos. De 14 combates obtiene 12 victorias, un combate nulo y una sola derrota, a la postre injusta, contra Bobby Luis, a quien derrota en la revancha. Pasando de ganar 3.000 ptas. a 12.000. Ahora se podía permitir sus primeros caprichos: zapatos y trajes. El resto, como siempre, se lo enviaba a su madre.

Aprovecha unos días libres para visitar a su familia en Baracoa. Esta vez el trayecto lo hizo en avión y con regalos para todos. Su madre, Mamá Sole, no pudo resistir la emoción y fue a verle al aeropuerto. Aunque la visita fue corta, su manager le había organizado combates en México.

Legrá vuela a México y EEUU y conoce a Cassius Clay
Luis Sarria le había conseguido una pelea en México, era la primera vez que combatía fuera de su país, y tras cinco horas de vuelo llega a México DF. En la capital azteca conoció al actor cómico Mario Moreno Cantinflas y al cantante y actor Miguel Aceves Mejías. Los diarios hablaban del “Puma de Baracoa”, y las gradas del Arena México estaban llenas. El rival era Ángel Ray, y el cubano fue derrotado por no adaptarse a la altura. De allí volaría a los USA. En Miami boxea en el Conny Beach derrotando por KO en el quinto asalto a Jimmy Hightower, que le sirvió para resarcirse de su derrota anterior. Luego, el mítico preparador Angelo Dundee lo llevó a su gimnasio donde conoció una semana después a un chico de su misma raza llegado de Louisville, Kentucky, que acababa de ganar la medalla de oro en el peso semipesado en las olimpiadas de Roma y que respondía al nombre de Cassius Clay. Legrá y Clay hicieron buena amistad y le dio un consejo que nunca olvidaría: “No hagas caso de lo que digan los demás; si tú crees en ti, sigue adelante”.

Semanas después se enfrenta en Tampa Bay con Hilton Smith, a quien tumba por KO. Con las bolsas que obtuvo le compró un televisor a su madre, quien por entonces le había dado otros tres hermanitos.

Aspirante al campeonato cubano de peso gallo
Ya en la Habana vuelve a vencer a su viejo rival Bobby Luis y después se enfrenta a Enrique Gamury, paisano suyo de Baracoa. Todo el mundo le dijo a nuestro hombre que no pelease con él, pues tenía una pegada terrible. Incluso su manager, que siempre le había animado, lo dejó a su elección. Gamury era muy peligroso, pero si le ganaba podía ser nominado al campeonato cubano de peso gallo.

El combate tuvo lugar y en el cuarto asalto estuvo a punto de perder por un buen golpe de su adversario. Pero en el quinto round saca su calidad y acaba ganando a los puntos. Esa victoria hace que la comisión de boxeo de la Habana lo nombre aspirante al campeonato cubano de peso gallo que ostentaba Enrique Hitlmann.

A los pocos días se podía leer en los titulares “José Legrá aspirante al título nacional de los gallos” y “Legrá es una figura en ciernes de nuestro pugilismo. Estamos seguros que dará muchos días de gloria al boxeo cubano. Si algo le falta a Legrá es pegada, estamos seguros que adquirirá con el tiempo. Pero su rapidez de reflejos, su movilidad en el ring le hacen ser una de nuestras figuras más destacadas, nada más justo después de su clarísima victoria sobre Enrique Gamuri que este nombramiento oficial como aspirante al título de Hitlmann. Difícil pronóstico el nuestro para este combate, pero si Legrá consigue salir triunfante del mismo, no cabe duda que su cotización subiría y a no mucho tardar podría erigirse en campeón mundial.” Todo parecía irle bien, la suerte le sonreía hasta que...Fidel Castro prohíbe el deporte profesional. El púgil había estado preparándose mejor que nunca para disputar el título cubano de peso gallo. El combate se iba a celebrar el 30 de abril de 1962. Una mañana llega a casa al piso de Legrá su amigo Julián con el periódico donde la primera plana reza “Se suspende el deporte profesional en Cuba. El boxeador recordaría aquella época “Me imaginaba en noches de pesadilla limpiando zapatos, repartiendo leche, vendiendo maníes... malviviendo en una palabra.” La situación no parecía tener salida, las gentes del boxeo estaban desconcertadas, porque de la noche a la mañana se habían quedado sin su único medio de subsistencia. Además Legrá había mandado dinero a su familia para que se construyesen una casa, pues el ciclón Hilda arrasó en 1955 la que tenían. Llevaba mucho tiempo sin ganar un solo peso y tubo que vender algunas cosas de valor para pagar las deudas que había contraído, y ya no quedaban reservas. Luis Sarria estaba en el extranjero y Legrá pensaba en un contrato fuera de su país. Tres contratos en un solo día.

Los que le habían visto en el ring no se podían olvidar de el de Baracoa y en un día recibió tres contratos. El primero era de Kid Tunero desde España, el segundo desde México, y un tercero de Angelo Dundee desde Miami, a quien había recomendado su manager. “los de Miami y México eran muy ventajosos pero yo escogí el primero que me llegó y no podía faltar a mi palabra y me fui a España.”

Llegando a España
Nuestro protagonista aterriza en Madrid un 14 de septiembre de 1963. Le esperaba Kid Tunero. Su llegada al aeropuerto no sería como años después cuando ganara el campeonato del mundo o el de Europa, recibido en olor de multitudes. En su primera llegada era un desconocido. “Íbamos a comer a un restaurante económico que había cerca de nuestra pensión. El plato era único, casi todos los días legumbres para comer, legumbres para cenar, legumbres al día siguiente. No era una comida muy adecuada, pero por lo menos servían para alimentar y muy baratas, que era de lo que se trataba principalmente.”Legrá y Tunero estuvieron esperando ofertas, y la primera llegó por fin...

Debut en España
En su primer combate en nuestro país, se enfrenta contra el marroquí Lázaro Ben Layachi en Madrid. “Me dijeron que podría pelear en el antiguo Frontón Fiesta Alegre contra un rival llamado Lázaro Ben Layachi. Tenía noticias de que se sabía todos los trucos del oficio y era muy pegador, el combate no se presentaba muy ventajoso para mí. Pero hubo una cosa que acabó por decidirnos. No se podía elegir, cada día había que comer. Por otra parte había que darse a conocer en este país, en el que mi nombre no les decía todavía nada a los aficionados y a los promotores.” El cubano aceptó el combate en el viejo Frontón Fiesta Alegre derrotando a su rival por KO técnico en el sexto asalto, convirtiéndose en toda una revelación para los seguidores de este deporte en España que le vieron pelear esa noche. Unos días después vence por puntos a Baldomero Arroyo, y después en Barcelona gana a Luis Aisa y a Juan Aguilera, ambos a los puntos.



Entre 1964 y 1965 pelea en varias ciudades enfrentándose a los boxeadores más cotizados y derrotándolos. La televisión, que ya se empieza a ver en muchas ciudades en los años de desarrollo del franquismo, le convierte en un personaje público, como también pasó con los toreros Manuel Benítez “el Cordobés” y Sebastián Palomo “Linares”, o con otro boxeador de su tiempo, Pedro Carrasco. Los seguidores de Legrá iban con pancartas. En la España de entonces en el panorama del pugilismo todo el mundo habla de Pedro Carrasco, “el marino de los puños de oro” que, aunque era español, vino de Brasil, y de José Legrá, a quien llaman el “mini Cassius Clay”. Cuando lo describen hablan del “negrito de las piernas de alambre”. En 1966 se enfrenta al galés Howard Winstone, campeón de Europa de peso pluma. Legrá había pasado del gallo al pluma, y aunque es superior a Winstone pierde por puntos contra el galés. La prensa británica le apoda el estallido de Cuba. Al año siguiente Legrá derrota a los mejores en su peso: Mohammed Larroussi, Amour Lamine, Rafiu King, Love Allotey. Conseguida la nacionalidad española, ese mismo año sube al ring contra el belga Jean de Keer en una pelea eliminatoria para disputar el campeonato de Europa de peso pluma, el triunfador será nombrado aspirante al título europeo, y Legrá lo derrota en el primer asalto, ganando por abandono.

Como Howard Winstone, campeón de Europa de peso pluma acaba de ganar su título mundial, versión Consejo mundial de boxeo, quedaba vacante al otro coaspirante, el japonés Mitsunori Seki. Por KO en Londres y acababa de dejar vacante el título europeo y nombrar coaspirante al francés de origen argelino Yves Des Marets para el año 1967. El combate tendrá lugar en el Palacio de deportes de Madrid. El púgil gabacho era un peligroso adversario. Sólo había perdido con Howard Winstone en su asalto al campeonato de Europa de peso pluma, y en su país nadie le había conseguido arrebatar el campeonato nacional en su peso.

Campeón de Europa
El 22 de diciembre de ese mismo año, José Legrá gana el título europeo de peso pluma al derrotar por KO a Yves Des Marets en sólo tres asaltos. Fernando Vadillo, el mejor periodista que ha escrito de boxeo en España, redacta para su titular en el diario madrileño AS “Ha nacido un puncher”. Dejando claro que el cubano, dijeran lo que dijeran, sabía pegar. Del primer asalto diría “El francés intuía que iba a perder y se dispuso a vender cara la derrota”, sobre el segundo round “Legrá hasta se permitió la osadía de bajar la guardia y fintar a su enemigo. Y salió airoso, volvió a disparar por la izquierda, a doblar por la derecha y a tejer un arabesco de juego de piernas que para sí quisieran muchos campeones de campanillas.”



En el tercer asalto Legrá derrota por KO al púgil francoargelino, el árbitro suizo Neudholf decía “Out”, y proclamaba a Legrá nuevo campeón de Europa de peso pluma. El público subió al ring levantándolo en hombros, y Legrá, quien llevaba años diciendo que era el mejor en España, al igual que Alí aclamaba en los USA que él era el más grande, exclamó a los micrófonos “¿Quién dijo que soy un ignorante? ¡ A ver! ¿Quién dijo que soy un fanfarrón?” y terminó “Seré campeón del mundo”. “Cuando pasaba hambre de niño en Cuba y nadie me daba una peseta, me dije tengo que ser campeón del mundo, tengo que estar entre los diez mejores boxeadores del mundo”. En aquel año el boxeo español tenía también a Pedro Carrasco como campeón de Europa de peso ligero para derrotar en junio al danés Borge Krogh por KO técnico en el octavo asalto en el Palacio de los deportes de Madrid.

También dicho deporte se podía ver por televisión, se celebraban veladas, y el mismísimo presidente de la Federación española de boxeo, luego presidente de la Unión europea de boxeo, el doctor Vicente Gil, era el médico personal de Franco, y los triunfos de los boxeadores españoles en el extranjero, al igual que los de Manolo Santana en el tenis y Ángel Nieto en el motociclismo, y antes los del Real Madrid en el fútbol, hizo que el franquismo se subiese al autobús de los éxitos deportivos cuando a España no la dejaban entrar en el mercado común, al igual que a Portugal.

Unos meses después el cubano sigue ganando a boxeadores bien cotizados. Además de ser el campeón de Europa, es nombrado aspirante a disputarle el campeonato mundial de peso pluma, en la versión del Consejo mundial de boxeo W.B.C., a su viejo rival Howard Winstone, que hará su primera defensa del título contra el de Baracoa. Legrá, como campeón de Europa, es recibido por el dictador español en el Palacio del Prado. Junto a su preparador Kid Tunero, el anterior jefe del estado le dice al púgil con respecto a su pelea contra Winstone “Confío en que haga una buena labor y ponga a España en el lugar que se merece”, y el boxeador responde “Excelencia, ese título vendrá para acá”.

Un español campeón del mundo 33 años después
Desde 1935, cuando el valenciano Baltasar Berenguer “Sangchili” le arrebató el campeonato del mundo de peso gallo por puntos al caribeño Panamá Al Brown, no había vuelto a haber un boxeador español que fuese campeón mundial. Lo habían intentado Luis Romero en 1951 en el peso gallo contra el sudafricano Vic Toweel, Young Martín lo había pretendido en el peso mosca en 1957 contra el argentino Pascual Pérez, y en 1961 Juan Cárdenas en el peso gallo frente al galés Johnny Caldwall.

La pelea se celebraría en el país de Gales, en la ciudad costera de Porth Cawl, que estaba a medio camino de las principales ciudades galesas, Cardiff y Swansea. Y Legrá se concentra en Torrelodones, en las afueras de Madrid, haciendo guantes con sus amigos Miguel Velásquez, campeón de España de peso ligero, y Pedro Carrasco, campeón de Europa del mismo. Ambos le ayudaron mucho para enfrentarse con el durísimo Howard Winstone.

El de Baracoa ya se encargó de decir que “Él sería el nuevo campeón del mundo y que no era ningún fanfarrón”. La gente le contestaba “No sé como vas a volver a España si pierdes”.
El promotor de la pelea, el inglés Jack Solomon, afirma que las apuestas están a favor de Winstone nueve a uno. Pero la prensa deportiva británica está impresionada por la forma de boxear del aspirante, y escriben de él que es “Un verdadero Cassius Clay por su constante movilidad, una agresividad llena de peligros para su rival, una moral de hierro... hay en él madera de campeón”.

El combate se celebra en el Coney Arena Beach, con una capacidad de 11600 espectadores. Los seguidores del púgil galés cantan canciones del país, y frente a ellos las de los aficionados españoles de la peña Costa Brava de Charing Crossroad, y una peña canaria y otra aragonesa cantan el “La, la, la” de Massiel que unos meses antes había ganado el festival de Eurovisión en Londres.

Arbitraba el inglés Harry Gibbs, con fama de ser justo y neutral. Y aunque Legrá decía “Tengo que ganar, soy el mejor y lo voy a demostrar”, Kid Tunero desconfiaba de la presión del público local “Hay que ganar por KO, para que nadie pueda discutir la decisión”.
Tras sonar los himnos de España, Gales e Inglaterra, un himno por el aspirante Legrá, otro por el campeón Winstone, y un último por Gibbs, el árbitro, comienza la pelea.
En el primer minuto, el cubano lo coge a la contra y le lanza un bolopunch que suena como una verdadera coz. Continúa con un swing que lo hace sentarse en la lona, y el público galés se asusta pues su ídolo tiene el ojo hinchado. Los siguientes asaltos son un paseo para Legrá, que hace lo que quiere con Winstone, que tiene un ojo cerrado e intenta esquivar los puños del púgil negro, que se lanzan hacia ese ojo dañado, boxeando con su particular ritmo antillano, hasta que el árbitro decide parar la pelea en el 5º asalto, proclamando a Legrá vencedor y nuevo campeón del mundo de peso pluma.

33 años después el boxeo español tenía un nuevo campeón del mundo, los aficionados españoles saltaron al ring subiendo a hombros al vencedor, incluso le colocan una corona de cartón. Legrá se zafa del público y se arrodilla para dar gracias a Dios, dice a los periodistas “¡Soy el mejor del mundo! ¡Soy el mejor! Ya nadie puede dudarlo ¡Soy el campeón del mundo!”. A su lado Kid Tunero, su amigo el excampeón de Europa de peso superligero Juan Albornoz “Sombrita”, Vicente Gil, que sabe que su más famoso paciente habrá estado atento a la pequeña pantalla, y el embajador español en Londres, el marqués de Santa Cruz, el promotor Renzo Casadel. Desbordantes de alegría, Legrá y sus amigos lo celebran con buena comida y champagne. Dos días después llegan a Madrid, con toda la prensa esperándoles, al igual que muchos seguidores y amigos. El campeón al salir del avión lleva puesto un candado entre los dientes “diciendo que si afirmaba que era el mejor, es porque así lo era., y que si miles de veces había dicho que era el mejor del mundo tenía motivos de sobra para haberlo hecho”. Contesta a preguntas en el mejor estilo Muhammad Alí: “Creo que seré campeón del mundo por mucho tiempo. Cuando el Apolo llegue a la luna yo disputaré el título en la luna. No soy un Don Juan, pero es cierto que tengo éxito con las mujeres. Uno tiene muchas amistades y... chicas que me gustan más que otras. Es normal ¿no?. Tengo mucha suerte con muchas cosas. Me gusta mucho el baile y todo lo moderno, y cuando voy a bailar sólo pienso en divertirme, no me acuerdo del boxeo”. Legrá estaba cansadísimo y se refugió durante una semana en Torrelodones. Venían televisiones a entrevistarle de todas partes. También pudo hablar con su familia por teléfono: “Miguel, mi hermano, tú lo viste... ya soy campeón ¿Cómo estás?. Dile a Mamá Sole que no llore. Yo voy a ser fuerte”. Tras ganar el título hace dos peleas que le servirán de rodaje ante de la defensa del susodicho en Bilbao, contra el púgil de Ghana nacionalizado español Bobo Allotey, futuro campeón europeo de peso gallo, a quien gana por puntos. Después marcha a París y derrota al púgil francés también de origen argelino Felix Said Brami, noqueándolo en el primer asalto.

El rey Legrá pierde su cetro gracias a un árbitro cegato
El 21 de enero de 1969 José Legrá defiende su título en Londres frente al australiano Johnny Famechon, sobrino del púgil francés Ray Famechon, viejo conocido de la afición española pues perdió el título europeo de peso pluma contra el español Fred Galiana en 1955. El combate tiene lugar en el Royal Albert Hall, y toda España está pendiente del televisor para ver el acontecimiento. La popularidad del púgil de color es tan grande que hasta han sacado un juguete con su efigie, que golpea pulsando un botón. La pelea acaba perdiéndola Legrá por puntos después de haber mandado varias veces a la lona al aspirante, con el árbitro inglés George Smith haciéndose el despistado. El de Baracoa acaba enojadísimo de cómo le habían dado perdedor del título que tanto le había costado ganar. “Famechon no es un campeón, el día que alguien me gane de verdad seré lo suficiente hombre para admitirlo. Pero no con uno que sólo hace retroceder, agarrarse, que no quiere pelear. No es un campeón, no, ni esa es manera de ganar un título mundial. En esa forma de ganar ¡Para qué quiere el título Famechon! En el aeropuerto, por la calle, la gente me dice “Tú sigues siendo el mejor”. Lo primero que hice fue pensar en mamá y los millones de telegramas que he recibido de Europa y América. Pero no por ser el más guapo, ni por tener el dinero de Onassis, sino por ser el mejor. No sentía tanta rabia para darle una paliza al árbitro porque creo en Dios, y algo le pasaría al árbitro para hacer lo que hizo. Vayan a saber por qué sería... A lo mejor estaría de Dios que sucediera así, yo soy realista. No creo en los sueños. Las cosas son como son. Si me quitan el título qué le voy a hacer”. “Yo soy muy orgulloso y volveré a conquistar el título otra vez. El problema no es de durar mucho, sino llegar a conquistarlo legítimamente, como llegué yo”.

..............Continuará.

Eduardo Álvarez Cónsul