miércoles, 16 de abril de 2008

Burning
Demasiado Demasiado Pronto
(Segunda parte)

De aquel festival las crónicas de la época recordaban un poco al Woodstock de Estados Unidos, pero era 1975!!!! En España las cosas llegaban tan tarde... Burning con su aspecto Glam, entre tanto olor a pachuli, Eran distintos, en un régimen franquista que se caía a pedazos. Prueba de ello fue que en ese mismo verano del 75 se celebró en Cataluña el llamado Canet Rock, con cantautores como María del Mar Bonet, Ovidí Montllor, Pi de la Serra y otros cantautores de la época... Cantando en catalán!!. En esa época, aunque como decía Bob Dylan “los tiempos están cambiando”, los sectores de la izquierda, a los que tanto les gustaban los cantautores, miraban mal a los grupos de rock, a los que acusaban de hacer “música del imperio”, ¡como si la canción protesta no bebiese del folk rock americano de los 60!

El mismo año, Burning, salen en el programa de TV Mundo pop y graban un segundo single con las canciones “Like a shot” y “Rock & Roll”. En aquella época junto a los títulos en inglés, encontrábamos su traducción al castellano, como en el inmortal “Born to be wild” de los Steppenwolf acreditaban “Nacido para ser indómito”y debajo de “Like a Shot “ ponia “Como un estallido”.

Estos dos temas también se incluyeron en el primer volumen recopilatorio de Viva el rollo, junto a otras formaciones del momento como Volumen, Indiana, Moon, e incluso el locutor Mariscal Romero interpretaba dos versiones de los Rolling Stones, además de hacer de maestro de ceremonias en este documento sonoro del llamado rock bronca madrileño. Los Tílburi hicieron una canción sobre el artículo “La invasión de la cochambre” que escribiera la prensa del movimiento burgalesa. En la cubierta aparecía una chabola con pared blanca y en una pintada rezaba el título del álbum. Recuerdo un viejo Star, donde Diego A. Manrique, si no recuerdo mal, contaba que Lenny Kaye, guitarra de la banda de Patty Smith, cuando esta actuó en España, le pidió que le enviase una copia de ese disco a Estados Unidos. Kaye, además de ser un gran guitarrista de rock, se encargó de los recopilatorios de grupos de rock de garage Peebles. Manrique terminaba el artículo deseándole suerte en las ventas de Viva el rollo, no sea que finalmente se fundiesen esos vinilos para grabar en ellos al cantautor valenciano Raimon.

Por aquellos años en la ciudad de los rascacielos habían bandas que seguían la estela de New York Dolls, Kiss o Blue Oyster Cult, con unos nombres tan explícitos como Teenage Lust, Harlots of street 42, Luger, Suicide, Television, Dictators, Stiletos, Ramones, Wayne County and the Electric Chair. Street punks muchos de ellos, ya míticos, con algo que recordaba al rock bronca madrileño, coincidiendo a mediados de los 70. En el nº 11 de Vibraciones leíamos en un artículo “Los nombres de los nuevos grupos de Nueva York”, “ una lista (traducida al castellano) de los nuevos grupos de esta ciudad nos puede dar una buena idea de la saludable atmósfera ciudadana que hoy vive la ciudad de los rascacielos: Lujuria adolescentes, Rameras, Suicidio, Eric Emerson y las mágicas prostitutas, Cretinos Callejeros, Televisión, Demonios, Estiletes, Dictadores, Buenas Ratas...”. También Oriol Llopis hablaría de ellos en su artículo en su artículo sobre el rock underground USA en el álbum de rock y comics Mosik, o como definiría muy bien Diego A. Manrique en su libro De qué va el rock macarra “De los sobacos de esta urbe monstruosa que es Madrid se escapan unos ruidos amorfos, vulgares, estridentes. No es bonito, no es original, no está “de moda”. Teóricamente no puede existir, pero ahí está. Encerrado en garajes, chamizos, y otros inverosímiles locales de ensayo, con cortas escapadas para actuar en clubs de barriada, el punk rock madrileño sigue viviendo porque no sabe morir.” Se habla por entonces de la posibilidad de que Burning grabe un LP con el supuesto título de Only for women, que nunca llega a ver la luz. Sería por el año 76 o 77 cuando los líderes principales del grupo, Antonio y Pepe “Risi”, son reclamados para hacer el servicio militar. Coincidiendo con el año que los Rolling Stones actuaron en la Monumental de Barcelona. Justo cuando los españoles empezaban a estrenar la democracia, Antonio y Pepe eran sustituidos por varios baterías y el guitarrista Aris Cuenca.

EL FIN DEL SPANGLISH

A finales de 1977 con Antonio y Pepe de nuevo en el grupo, les rescinden el contrato Movie Play. Alegarían entre otras cosas que ellos no hacían rock con raíces, a lo que respondió el bajista Quique “Lastrung” que ellos hacían “rock con cojones”.

Coincidiendo con la llegada del fenómeno punk en tierras británicas, actúan de teloneros de los londinenses Doctor Feelgood, ya sin su primer guitarrista Wilko Johnson, por desavenencias con el otro líder del grupo, Lee Brilleaux. Dando una minigira en un país tan desolado como el nuestro, actuarían en Bilbao, San Sebastián, Madrid y Barcelona. Dándole los madrileños un repaso a los ingleses, pareciendo que las estrellas eran los Burning. En San Sebastián llegaron a las manos durante el montaje del escenario, pues los técnicos de sonido les daban la mitad de volumen.

En Madrid, animados por su público, les darían una buena paliza con su actuación. Y en Barcelona fue el no va más, como reflejan algunas crónicas. “Burning y Dr. Feelgood, el mundo al revés: El último concierto más o menos importante del año en Barcelona fue un poco decepcionante. Decepcionante respecto a las “estrellas”, prometedor respecto al grupo soporte. Porque si los doctores dejaron bien a las claras lo quemadísimos que estaban en cambio Burning se quedaron con el personal de mala manera. Burning dejan las cosas claras desde el primer momento. Ellos son unos rokcanrollers, , chuletas de primera categoría, y a partir de ahí lo tomas o lo dejas. Yo personalmente lo tomo. Y no soy el único, mucha gente después del concierto estaban de acuerdo que los nenes de Madriles habían sido lo mejor de la noche”.“Al salir del local intuí que muy probablemente Dr. Feelgood no tendrán un próximo LP porque ya no les queda nada por decir. Bien al contrario de Burning, desde luego Dios da pan a quien no tiene dientes, o mejor dicho: los executifs dan vinilo a los que no saben qué grabar en él”.
Estos comentarios eran del Star. Y en un Vibraciones de enero de 1978 leíamos “Ya me he referido a la impresión que Brilleaux y su peña me causaron, recordando con nostalgia aquella inolvidable actuación en el festival de Orange del 75, aquella terrorífica banda que barrió de un golpe a toda la competencia me parecieron infinitamente disminuidos, cansados, copia de sí mismos, profesionales aburridos que aún podían engañar a muchísima gente pero que quizá estaban ya pudriéndose por dentro. Burning era otra cosa, menos malabarismos, más sucios pero más efectivos y más reales, una suerte que hayan podido presentarse ante audiencias multitudinarias. Un buen rodaje que puede convertirlos de una vez por todas en el grupo que son, porque si Ramoncín promete, Burning es ya una realidad”.

A la vuelta de la mili, el grupo ya tiene temas cantados en español e intentan incluso promocionarse e instalarse en Miami. Por aquellos años ya encontramos en Madrid grupos de actitud punk como Ramoncín y WC? y Kaka de Luxe. En una entrevista que les hacían a estos últimos les preguntaban en el desaparecido semanario musical Disco Express “¿Venís a desbancar a los viejos?” “Que va, nosotros no nos metemos con los Burning. Son muy cachondos. Y además fueron los primeros en ponerse pelucas rubias, medias y gafas negras”.

Por fin, en 1978 consiguen un contrato en condiciones con la Belter, en su subsello Ocre, no fuera que mucha gente se asustase al verlos grabar en la misma compañía que Manolo Escobar, que tanto perjudicara a la Banda Trapera del Río. Al final del verano la revista Star los saca en portada en color, con el teclista Johnny haciendo el truco de parecer un enano. Oriol Llopis escribe un bonito artículo con entrevista a Pepe Risi incluida. Ya con su primer LP en la calle y han intervenido en la banda sonora de la película de Fernando Colomo Qué hace una chica como tú en un sitio como éste, donde además intervienen como un grupo de rock llamado Eructo.

El artículo de Llopis es una verdadera declaración de principios cuando dice “Si los Rolling Stones hubiesen nacido en España ten por seguro que se llamarían Burning. Dicho de otro a pesar de que los Stones siguen siendo la mejor banda de rock del mundo, desgraciadamente ya no viven por y para la música, su música. Viven para pasárselo bien. Todo lo contrario que Burning, cuya única razón es, y vuelvo a repetirlo, el rock & roll. Incluso creo que aman al rock mucho más que los Stones. Ahora mismo Jagger y su pandilla de rockeros playboys están mucho más interesados en encontrar el método de evadir divisas y esquivar impuestos que no en la música que hacen. Al igual que unos Velvet Underground, unos Flaming Groovies, Burning ha sido un grupo maldito con racha de mala suerte y han tenido que currar muy duro para llegar a situarse donde están ahora”.

En cuanto a la película de Colomo, a mí personalmente lo único que me gusta a parte de la actuación de Burning es su banda sonora. Pues la cinta, para el que no la haya visto, empieza con la banda actuando en una especie de teatro o cine, interpretando su emblemática “Jim Dinamita”, y su público sentado en las butacas... algo difícil de creer!. Además aparecía como el solista un tal José Lage “Fifo”, y Antonio, el verdadero cantante de los Burning pasaba a la guitarra rítmica. Antes de este film, el director había hecho Tigres de papel, una película de progres con Carmen Maura, quien volvía en ésta como la novia del cantante de Eructo. Uno de los pocos momentos divertidos es cuando Félix Rotaeta, que interpreta al exmarido de la Maura y hace de un confidente de la Policia bastante facha y matón (como Torrente, vamos), cuando le ha sacado la pasta de la peluquería a su exmujer, los Burning se la roban a éste, que va vestido como el mago Mandrake de los comics. O cuando José Lage “Fifo” actúa en dicha peluquería para que lo laven y marquen y pide dinero a punta de navaja para poder pagar.

La canción que titulaba el film sale como single y se convierte en su tema más conocido hasta nuestros días. La película acabó sirviendo más de lanzamiento para el grupo que para su realizador. Se nota que es un antecedente de la movida madrileña. La canción, que Pepe “Risi” y Antonio tomaron de una frase de Humphrey Bogart en una de sus míticas películas, y que compusieron con una guitarra acústica y sentados en una cama, sin invertir dinero ni nada estuvo en los odiosos 40 Principales. El grupo recordaría “Ya metidos, intentamos comprar el número 1, pero nos dijeron que las cosas no funcionaban así. Lo decidimos un día a las 12 de la mañana tomando un cocktail en el Pentagrama a puerta cerrada y escuchando “Sweet Virginia”. Esa canción tenía que estar en lo más alto, estábamos calientes, no pudo ser”. En la cara B del sensillo incluyen la inédita “Ginebra seca”.

BURNING MADRID

Ese mismo año, 1978, ve la luz el primer larga duración de los madrileños, un vinilo que se nota lo bien currado que está. Con una portada en blanco y negro de ellos con cazadoras de cuero, gafas de sol negras y cigarros en la comisura de los labios. En la contraportada, la calle desierta. La carpeta del álbum se abría y podíamos verlos con pintas pseudo-glam, y aparece la frase que dijera Brian Jones en el epitafio del malogrado Rolling Stone, “No me juzguéis con demasiada dureza”. En definitiva es que los Burning habían pasado de cantar en spanglish a hacer rock en español, y por fin sacaban un larga duración donde plasmar sus nuevas canciones.

Oriol Llopis escribiría en Star: “La guitarra de Pepe destripa más que una navaja trapera, el bajo de Enrique suena como una barra de hierro atizándote en el coco, y Antonio exhibe una voz rasgada, desafiante, como si estuviese vacilando a todo bicho viviente. No hay voces así en este país, no... Todos los temas son guapos, y por eso quiero comentar las piezas una a una.“Madrid”: “es el “Brown sugar” de los Burning, Antonio trata a su ciudad como si fuese una mujer, una puta a la que odia pero que al mismo tiempo puede que no puede prescindir de ella”. La canción definía muy bien la onda de los Burning de aquella época, con el sonido del órgano típico que sonaba al principio. “Roc & Roll mama”: “es muy sencilla y pegadiza”. A mí personalmente me parecía una canción para los chicos de Tequila, que por entonces también sacaban su primer LP, más que para los de la Elipa.“Hey nena”: Este es uno de mis temas favoritos de siempre, a medio tiempo y con la guitarra afilada de Pepe Risi sacando auténticas chispas y esquirlas del sonido de su esbelta gibson Les Paul, que recuerda un poco al sonido afilado que sacaba James Williamson de los Stooges, tanto en el Raw power como en el New values. La canción decía “Mi chica no quiso cruzar la frontera conmigo/ diciendo que era sólo para su marido/ entonces me vi enterrado vivo” y a continuación seguía “Te voy a zurrar nena/ para que seas más divertida/ te voy a zurrar nena/ por ser tan aburrida”. Esto lo sacan ahora y con eso de la “violencia de género” los multan y encarcelan de por vida. El tema tenía unos coros similares a los del “Sympathy for the devil” de los Rolling Stones. “Lujuria”: un bonito tema triste donde Johnny demuestra que no sólo usa sus teclados para rellenar lo que le dejan sus compañeros de grupo. Además de sonar el saxo de P. Iturralde, y de demostrar que también eran buenos baladistas.

La segunda cara del disco empieza con “Miéntelas”, en la onda de “Madrid” y “Hey nena”, con una energía increíble y unos acordes que suenan con estrofas como esta “Toma un lugar en su circo y dómale a su mujer/ juega sucio y no preguntes por qué”. O “Le dije nena te quiero y ella se burló de mí/ la mentía y ella se moría por mí/ qué puede hacer un muchacho/ sólo mentir y mentir/ cuando quiere a una nena conseguir/ miéntelas, ellas te quieren así”. Otra canción que ahora también hubiese tenido problemas por parte del sector más feministoide.

La siguiente es la inigualable “Jim Dinamita”, donde hablan a un personaje que recuerda al “Northamerican” de Kim Fowley, o el Pijoaparte de Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. Todavía recuerdo cuando en la fiesta del Diario Pop, presentado por Jesús Ordovás, Burning invitaron a Loquillo y a Sabino Méndez a cantarla juntos. Otro tema que hoy sería difícil de grabar por su letra “ A una guiri violé al salir del talego, y me llenó de plata por todo ello”. O las maneras de Jagger y Richard cuando dice “Si tu mamá supiese nena/ donde has de besarme/ cuando tú quieras verme a mí sonreir”.

Como broche final, la balada “Sin tiempo para vivir”, un medio tiempo que termina con la estrofa “Voy a poner fin a mi vida, bailando un R&R suicida”. Volviendo a Oriol Llopis “Y cuando la aguja llega al final del disco, uno le da la vuelta y empieza de nuevo”.

También sacaron un single con la canción que sirve de título a la película donde aparecen junto al gran tema “Ginebra seca”, con metáforas como “Yo estaba apoyado/ tú en la estantería parecías sonreir/ yo quería sentir lo que hay de verdad/ en las mil historias que cuentan de ti/ no me lo creo nena/ no me lo cuentes nena/ piensa que yo estuve allí/ no me lo cuentes nena/ ya pasa de mí/ quiero sentir el calor de tu aliento recorrer mi cuerpo/ lo voy a intentar lo voy a conseguir/ no me lo creo nena/ pasa de mi”.

Si muchas de estas canciones las hubieran firmado Mick Jagger y Keith Richards en lugar de Pepe Risi y Antonio, serían piezas de culto en varias partes del mundo, pero como Burning no eran ni ingleses ni americanos, pues eso... Por aquellos años estaba el fenómeno de las fans, con los Bosé, Pecos, Ivan, Marín y Leif Garret. Aparecían en el programa de TVE Aplauso con multitud de adolescentes gritando. Y a la Belter se le ocurre la brillantísima idea de crear un club de fans. Después de ver los resultados de los arriba citados, vaya panorama para unos genuinos “macarras de la Elipa” que amablemente invitaban a la presidenta, vicepresidenta y algunas fans a un restaurante económico de menú único a base de ensalada y pollo asado, mientras entre café y café buscaban, junto a su amigo Oriol Llopis, un contacto para pillar “material”. Ese fue un tema muy habitual en ellos, la falta de dinero, pues como tantos grupos en este país, iban a los conciertos en una furgoneta con sus instrumentos, su equipo de sonido, “un siniestro road-manager, un conductor de aspecto tenebroso que llevaba navaja trapera en ristre, y dos famélicos roadies que, por el tamaño de sus músculos, lo único que podían levantar era un viejo y destartalado radiocassette”. Aparecieron en el programa Aplauso, presentado por la actriz catalana Silvia Tortosa, y en la revista porno Lib, aquella que el malogrado escritor Umbral definió como “el Playboy de los pobres”. El grupo posó junto a varias chicas que hacían un numerito lésbico. Su potencial en directo seguía intacto, como demostraron en 1979 en el pabellón de deportes de Badalona, el mismo donde juega en equipo de baloncesto del Juventud, teloneando a los sevillanos Triana. De las 3.000 personas asistentes a la actuación de Burning, sólo 500 se quedaron a ver al grupo estrella. Jaime Gonzalo escribió en Star, “El recinto del Juventud se vio atiborrado por gran cantidad de público, en su mayoría nativo de Badalona. El concierto presentaba también a Triana, pero uno no es muy dado a escuchar panegíricos instrumentales sobre la historia mozárabe-musulmana-mora-sefardí o lo que sea, y no tuve el valor de aguantarlo... así que sólo puedo escribir sobre Burning. De aquella estampa de chulos de la Elipa, han pasado a convertirse en refinados rockers. Tanto en sonido como en imagen, que hoy por hoy son de lo mejorcito que corre por el escaparate celtibérico, y lo mejorcito sin ninguna clase de dudas. Así lo demostraron en un concierto con todo el savoir faire que otorga la profesionalidad y la agilidad como mandan los cánones del negocio. Auténticos protagonistas del rocanrol hurbano. Los muchachos de Burning remacharon un recital duro y de cuerpo entero. Unas canciones con texto en castellano que no resultaban, como suele ocurrir en estos casos, de débil inspiración. Por otro lado, instrumentalmente hablando, son sumamente cuidadosos. Así, en su totalidad, Burning es algo donde agarrarse en este desolador panorama hispano. Puede que estos, ahora sofisticados outsiders de la capital, tengan unas raíces que emerjan de la más consabida tradición británico-americana. Pero sinceramente, es algo que me importa un pepino. Los tipos lo hacen bien y logran que escucharlos sea una delicia. Una delicia que te hace olvidar el sinfín de influencias que revolotean alrededor de su repertorio. Ahhhh, tocaron cosas como “Jim Dinamita”, “Qué hace una chica como tú en un sitio como éste” – sigo creyendo que es una de las canciones básicas del rock español- “Johnnie B. Goode”, y unas cuantas piezas nuevas que significan un inteligente nuevo enfoque en la carrera del grupo. Ahora que están bajo la tutela de “Tío Gay” supongo que los podremos ver más a menudo”. En esa actuación ya no estaba su anterior batería, Teto, que prefirió dedicarse a los estudios cuando Antonio le preguntó “Tú que prefieres, dedicarte a estudiar o al R’n’R, tío”. Sería sustituido por Lito. Pero ya antes habían grabado su segundo LP, El fin de una década. Con varios bateristas encargándose de los parches, en algunas canciones se encargó de la percusión el propio Pepe Risi. También colaboró Ramiro de Leño, antiguo baterista de Coz. La portada es una maravilla, con los componentes del grupo junto a una mesa en la que vemos una revista porno con una rubia haciendo una felación, un disco de Led Zeppelín, uno de los punks ingleses Slaughter & the Dogs, pastillas, porros, una jeringuilla hipodérmica, un diario con noticias y una foto de Adolfo Suárez, una corbata para el torniquete del pico, unas rosas, una baraja de cartas, el primer LP de la banda, una navaja automática, un despertador, una zapatilla deportiva, billetes de 100 y 1.000 ptas. y una botella de vino. En la contraportada todo ello roto y manchado de vino. Aunque en la cubierta a la foto la rodea unos colores de un tablero de parchís que queda un poco estúpido. Se rumorea por ese tiempo que Jaime Stinus, guitarrista por entonces de la Orquesta Mondragón y excomponente de Brakaman, iba a formar parte de Burning. Hubiera sido genial ver a Stinus junto a Pepe Risi. Como Steve Hunter y Dick Wagner a la española. En 1980, de nuevo Star hace mención de los Burning hablando de El fin de la década. “Al contrario del primer álbum, en el que la portada era perfecta por su sencillez, el segundo LP de Burning ha sido horriblemente masacrado por los señores del departamento artístico, que han añadido a la foto de la portada un marco a base de rayas de colorines, en plan parchís, que es sencillamente vomitivo. Pero en fin, dicen que si el contenido es bueno, no importa el pellejo... El contenido: mejor que el primer LP”.